
No hace falta un motivo enorme para llorar de felicidad, simplemente un buen motivo. Hace unos días, en mis 29 años de vida, llegó ese primer motivo. Fue en acto en apariencia pequeño, pero para mí enorme, porque ese día me sentí y vi tan mujer que estallé en felicidad. Y ese día me sentí un poquito más aceptada por un miembro de mi familia.
Quizá la felicidad eclipsara el motivo, pero no es cierto que este importara poco.
ojalá llores siempre de felicidad y no de tristeza...
ResponderEliminarLelio Matalobos.
Snif
ResponderEliminar¡¡¡¡Feliz cumpleaños!!! que todas tus lagrimas sean de risas y felicidad. Un beso
ResponderEliminarHola, muy guay la tira eh!!! espero que a partir e ahora solo llores de felicidad jeje ;)
ResponderEliminar